La mujer lo cogió y perdió el habla, pudiendo solo recuperarla tras devolver la joya a la mano que lo tenía.
Los bueyes se encaminaron hacia Orense, deteniéndose en la zona de Seijalvo, lugar donde se erigió un crucero y desde el cual los restos fueron trasladados hasta la capital, explicando este hecho el protagonismo que en ella recibe Santa Eufemia.
Aun así, su fachada no se terminó hasta un siglo más tarde.
Esta es característica por su monumentalidad con forma cóncava, para establecer relación entre la parte central y las laterales, y dos pares gigantes de columnas jónicas compuestas, que flanquean la gran hornacina central con la imagen de la santa.
Asimismo, otros de los detalles típicos del arte gallego presentes en la fachada son los pináculos o el frontón partido con cruz.
Desde ese lugar, se puede continuar subiendo mediante escalones de piedra para llegar finalmente al campanario, con sus dos campanas.
Años más tarde, en 1960, se realizó un cambio de ubicación del altar, lo que debió de suponer una transformación en la zona central del primer cuerpo, ya que actualmente no quedan restos de la escalinata, templete y sagrario que, según autores, estaban presentes en el retablo.
Es también en esta época cuando se añadió un dosel de terciopelo y cinco faroles a la hornacina del Cristo.
Esta reforma supuso modificaciones en la hornacina del sagrario, al que se le antepuso dicha sede pétrea un poco más baja.
Además, en este periodo de tiempo se realizó una gran limpieza del retablo mayor.
Es en 2004 cuando se realiza una última y completa restauración del retablo, gracias a la cual podemos observar cómo está en la actualidad.
Es en este momento cuando se procedió a retirar el mármol colocado en la hornacina central, y con ello se realizó un reajuste estructural que incluyó la sustitución de la anterior hornacina por una de madera.
El sonido del instrumento es muy aterciopelado, nada estridente y con un potente lleno, pudiendo conseguir bellas combinaciones de registros.
Además, la iglesia cuenta con una gran acústica, que permite lograr una reverberación de casi 3 segundos.
[8][9] Hace años, la Iglesia de Santa Eufemia del Centro organizaba la solemne procesión en la que los fieles de la parroquia acompañaban al Santísimo que el señor obispo llevaba en sus manos, recorriendo las calles del enclave parroquial, dando la Comunión en su domicilio a los enfermos discapacitados de acudir a la Iglesia.
En 1913, la procesión organizada fue extraordinaria, y para conmemorar el éxito obtenido, el párroco de la Iglesia invitó a la comisión organizadora a una merienda en su casa de Moreiras.