Sábado (novela)

[1]​ Adicionalmente, el escritor solicitó a varios médicos que revisaran la exactitud de los procedimientos descritos en la novela, pero se encontraron pocos errores.

[5]​ La novela completa fue publicada en febrero de 2005 en Londres, Nueva York y Toronto por la editorial Jonathan Cape que forma parte del grupo Random House Mondadori.

La novela empieza en la madrugada, cuando Perowne se levanta y ve desde su ventana un avión en llamas en el cielo.

Perowne regresa a su cama y hace el amor con su esposa Rosalind.

Al tomar una ruta alterna, choca con otro coche dañando el retrovisor de su automóvil.

El cirujano observa síntomas de la enfermedad de Huntington en Baxter y, aunque recibe un golpe en el esternón, logra escapar distrayendo a Baxter al hablar sobre su enfermedad.

Perowne continúa con su rutina y llega a las canchas de squash, todavía afectado por el incidente.

El poema afecta emocionalmente a Baxter y se entusiasma cuando Perowne menciona un nuevo tratamiento para la enfermedad de Huntington.

Esa noche, Perowne es llamado al hospital y opera de emergencia a Baxter.

[4]​ Sábado explora el sentimiento de realización de Perowne; es un profesional respetable pero no se siente completamente a gusto, pensando continuamente sobre la suerte que le permite estar donde está mientras que otros están desahuciados o en trabajos insignificantes.

Su felicidad personal (en la cúspide de su carrera y siendo «un beneficiario desvergonzado de los frutos del capitalismo moderno»[2]​) le da al libro una perspectiva esperanzadora en contraste con la tristeza que impera en la ficción contemporánea.

[4]​ Las demostraciones que tienen lugar y la extensiva cobertura por los medios funcionan como un tranfondo para el día de Perowne y hacen que el cirujano cuestione su relación con esos eventos.

[9]​ Christopher Hitchens señaló que la novela está ambientada en el «día en el que todos los conservadores de Gran Bretaña salieron a las calles a mofarse de George W. Bush y Tony Blair» y que está «anclada sin reservas en el mundo material y sus múltiples descontentos».

[10]​ McEwan establece a Perowne como una persona anclada en el mundo real.

[4]​[13]​ El protagonista expresa disgusto por la mayoría de la literatura moderna, especialmente por el realismo mágico: «¿Que hacían esos autores reconocidos, hombres y mujeres adultos del siglo XX, dándole poderes sobrenaturales a sus personajes?».

[9]​ Su actitud desdeñosa a la literatura contrasta con su visión científica del mundo y concluye que «los tiempos son lo suficientemente extraños.

También, mientras está comprando pescado para la cena, medita sobre varios estudios científicos que han demostrado mayor conciencia en los peces y se pregunta si debería dejar de comerlos.

[17]​ Ruth Scurr escribió una crítica del libro para The Times en la cual llamó a McEwan «[tal vez] el mejor novelista en Gran Bretaña y está operando definitivamente al máximo de sus formidables habilidades»[6]​ y además alabó el análisis de la felicidad en el siglo XXI, especialmente desde el punto de vista de un cirujano: «los médico ven vidas reales desmoronarse en sus consultorios o en sus quirófanos día a día.

En algunas ocasiones, recomponen lo que está dañado y abren la puerta a la felicidad nuevamente».

Sin embargo, Banville, elogió el tratamiento del accidente automovilístico y los eventos posteriores así como la escena en la que Perowne visita a su madre: «la forma de escribir es realmente enternecedora en su simplicidad y en su fuerza empática».

Finn dijo: «Cuando la escribí estaba leyendo [la novela] y empieza con un hombre en un balcón viendo un avión cayendo, por lo que las primeras líneas de la canción toman prestada esa imagen».

Las protestas antiguerra del 15 de febrero de 2003 en Londres funcionan como un trasfondo a los eventos de la novela.