En el siglo XVIII, el erudito chino Dai Zhen describió una elegante disección que permite una aproximación del número π.
Sam Loyd en Estados Unidos y Henry Dudeney en Inglaterra los crearon en grandes cantidades.
Otras disecciones, una vez descubiertas, pueden prestarse a realizaciones mecánicas: el rompecabezas del mercero puede realizarse mediante bisagras (colocadas en los cuatro lados del cuadrado) que permiten pasar de una figura a otra mediante un simple giro.
Desde un punto de vista más teórico, la búsqueda de descomposiciones mínimas es un tema activo, y por ejemplo, todavía no se sabe si es posible completar el rompecabezas del mercero con tres piezas, o la trisección del cuadrado con cinco piezas.
Varios autores, incluido Sam Loyd, también han construido descomposiciones paradójicas, como el puzle del cuadrado faltante, donde una ilusión óptica lleva a creer que el área de la figura una vez reconstruida ha cambiado.