Ya a comienzos del siglo XVIII se dieron rasgos prerrománticos en los poetas paisajistas —Albrecht von Haller y su poema Los Alpes, seguido por la admiración de lo infinito y lo insignificante en el paisaje de Klopstock, cuya lírica influyó en Goethe—, y en el tercer cuarto de dicho siglo surge con fuerza el movimiento Sturm und Drang ('tempestad e ímpetu'), que se opuso al racionalismo neoclásico para exaltar la rebeldía de la juventud, la pasión y la intuición creadora.
En esta obra se muestran las dos grandes etapas de su producción literaria, en la primera, con el asunto central del hombre que vende su alma al diablo a cambio de obtener juventud y amor eternos, se hace patente el espíritu del romanticismo; en la segunda, más cercana al ideal reformista ilustrado, Fausto gana el favor de un emperador y acaba dedicado a la labor de ministro de obras públicas con las miras puestas en la felicidad social y llevado al cielo como premio por acabar su vida haciendo el bien para los demás.
Ya en el primer tercio del siglo XVIII aparece en la poesía de Albrecht von Haller un interés especial por el paisaje como transmisor de emociones y sentimientos, aspecto que se vio reflejado en su poema Los Alpes (1729).
Es importante señalar el interés por el folclore y la historia común de la cultura germánica, puesto que en ellos se traslucía, siguiendo las doctrinas de Herder y Schlegel, la esencia del espíritu nacional.
Así, se dio inicio a compilaciones (Cuentos infantiles y del hogar o Leyendas alemanas) de cuentos populares, como la que llevaron a cabo los hermanos Jakob y Wilhelm Grimm.
Es decisiva en la gestación del romanticismo alemán el idealismo de pensadores como Kant, Herder, Hamann, Hegel, Fichte y Schelling.
Su principal obra, en la que se afanó durante toda su carrera literaria, es Fausto, novela dialogada de temas filosóficos, publicada en dos partes, la primera en 1808 y la segunda, póstuma, en 1832.
En la primera, con el asunto central del hombre que vende su alma al diablo a cambio de obtener juventud y amor eternos, se hace patente el espíritu del romanticismo; en la segunda, más cercana al ideal reformista ilustrado, Fausto gana el favor de un emperador y acaba dedicado a la labor de ministro de obras públicas con las miras puestas en la felicidad social y llevado al cielo como premio por acabar su vida haciendo el bien para los demás.
En Friedrich Hölderlin (1770-1843) destacó su conocimiento de la lengua y la literatura griegas que aportaba elementos clásicos a su poesía romántica.
Entre sus obras poéticas sobresalen El archipiélago, En medio del camino de la vida y Patmas.
E. T. A. Hoffmann (1776-1822) explora la frontera entre realidad y fantasía en sus relatos breves Piezas de fantasía, El elixir del diablo, Opiniones sobre la vida del gato Murr o Cascanueces y el rey de las ratas.