Su enfoque hacia la profesión valoriza los aportes de la arquitectura popular y vernácula.
Allí entró en contacto con una forma de encarar el proyectar que no era considerada en la facultad, en la cual terminó la carrera en 1967 con una visión crítica acerca del aislamiento del establecimiento con respecto a la realidad y las necesidades de la sociedad argentina de esa época.
Durante un breve lapso formó parte del estudio Aftalión-Bischof-Sorondo-Vidal, y en 1968 obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes, para estudiar la arquitectura espontánea en Cuyo.
Eso me hizo reflexionar sobre si era válido lo que venía haciendo.” A su regreso a Buenos Aires, trabajó entre 1970 y 1972 para los estudios de Mario Roberto Álvarez y Dujovne-Hirsch, hasta que formó uno propio: Do Porto, Escudero, Sorondo y Asociados, trabajando hasta 1982.
Además, expuso su arte en numerosas galerías, e ilustrando diversas publicaciones.