Batalla de Rincón de Marlopa

En 1819, los caudillos federalistas José Gervasio Artigas, Francisco Ramírez y Estanislao López estaban en guerra con el Directorio, que ejercía un mandato centralista desde Buenos Aires.

[10]​ Más al sur, la provincia de Santiago del Estero tendría unos 50 000, con su capital homónima albergando apenas a 4000.

Su extensa frontera norte se apoyaba en el río Salado, curso de agua que le separaba del Gran Chaco, región poblada por tribus no sometidas al gobierno.

[22]​ El capitán González arrestó a Belgrano, quien estaba enfermo en su casa, junto al cuartel, y no opuso resistencia.

[23]​ Cainzo fue a la casa de Mota Botello, quien intentó resistirse al arresto, pero un soldado le hirió con un chuzo un brazo.

[25]​ A la mañana siguiente, el cabildo leyó un oficio mandado por los capitanes[26]​ y resolvió nombrar un gobierno interino.

Como no lo logró, Heredia y parte de sus hombres continuaron su camino hasta Salta, donde se pusieron a órdenes del gobernador Güemes.

[39]​ Esto fue demasiado y sus opositores pidieron ayuda al capitán Juan Felipe Ibarra, comandante del Fuerte de Abipones.

Para ello necesitaba aumentar sus tropas y armamento, cosa que esperaba lograr imponiendo su hegemonía en las provincias del norte.

[56]​ En camino hacia Salta, los vecinos de Santiago del Estero dieron al coronel Heredia todos los auxilios que pudieron.

[60]​ Güemes lo acusaba[nota 5]​ «negándome útiles de guerra, entonces, que cabalmente fue invadida mi provincia por el enemigo común».

[63]​ Irónicamente, los porteños y tucumanos siempre mencionaban su temor a que los realistas pudieran sobrepasar las defensas salteñas.

[nota 6]​ La mala relación se volvió abiertamente hostil después que el tucumano intentó derrocar a Ibarra.

[58]​ Por último, había un ultimátum: Aráoz debía retirarse de Santiago del Estero o estaría en guerra con Salta.

[79]​[80]​ Eso supondría que las fuerzas unidas de Heredia, Ibarra y Gorriti sumaban 4000 según él.

[90]​ La jerarquización social se mantenía en estas «milicias auxiliares»,[91]​ pues los oficiales eran miembros de la élite local.

[71]​ En cambio, el porteño Carlos Segreti los eleva a 3000 salteños porque incluye otras dos columnas que atacaron de forma simultánea al Tucumán.

[103]​ Debe recordarse que los milicianos jujeños no participaron de la campaña porque estaban ocupados combatiendo una invasión realista.

[105]​ En sus Memorias, el famoso general José María Paz mencionaba que hacia 1820 esa provincia debía tener unos 80 000 habitantes, siendo perfectamente capaz de movilizar 8000 a 10 000 milicianos.

[107]​ En cambio, historiadores como Antonio Zinny y León Benarós sostenían que ante la inacción de Bustos y la incursión de tropas tucumanas en su territorio, Ibarra movilizó 3000 hombres para defenderse, incluyendo 500 veteranos que había logrado reunir entre desertores del Ejército del Norte en Córdoba.

[111]​ Habían sido reclutados en la ciudad o la campaña (campo) de la provincia, la mitad eran considerados “europeos” y todos muy fieles a su caudillo.

Unos 400 son armados con fusiles;[2]​[78]​ estos últimos constituían el cuerpo cívico formado en 1819, cinco compañías que totalizaban 420 efectivos.

[3]​[2]​ El 14 de marzo, los salteños se enfrentaron en Acequiones[137]​ con Zelaya, quien cargó dos veces con su caballería contra la rival, siendo rechazado y perseguido.

[90]​ Al amanecer del 18 de marzo, Zelaya acampaba en Acequiones con 1500 hombres cuando fue sorprendido por 200 hombres (no 300 como afirma el parte oficial) al mando del capitán Jorge Enrique Vidt, pero los tucumanos los derrotan y les persiguen hasta el río Trancas, donde se encuentra con el grueso del ejército de Heredia, quien a su vez los persigue hacia San Miguel de Tucumán, causándoles algunas bajas.

Por último, la artillería contaba de 4 piezas operadas a las órdenes del sargento mayor Manuel Torrens.

[143]​ Estas cifras y orden de batalla se basan en los datos aportados por el parte del coronel González.

[149]​ Los jefes aliados debieron huir a toda prisa, abandonando su parque y gran número de rezagados.

[145]​[86]​ En el botín del vencedor estaban 2 cañones, 300 fusiles, 100 tercerolas, 100 sables, 5 cargas de municiones, tambores, clarines y banderas.

[118]​ Inicialmente, la aristocracia local había tolerado las exigencias económicas del esfuerzo bélico, pero años de conflicto los llevó a la animadversión del gobernador salteño,[163]​ formando un grupo de conjurados que se llamaba Patria Nueva y que deseaba una Constitución para su provincia.

Además, esto había permitido a los 2500 realistas del brigadier Olañeta ocupar Humahuaca y conseguir aliados locales.

Retrato de Juan Felipe Ibarra, por Alejandro Witcomb, finales del siglo XIX .
Retrato de Martín Miguel de Güemes, por Eduardo Schiaffino, 1902. [ nota 14 ]
Litografía de Alejandro Heredia, por Andrea Bacle, c. 1830.