Los inversores y los comerciantes que exportan o importan bienes y servicios, o que hace inversiones en el extranjero, tienen riesgo cambiario pero puede tomar precauciones para gestionarlo, es decir, para reducir el riesgo.
[3][4] Bajo el sistema de Bretton Woods, muchas transacciones no estaban alcanzadas por el riesgo cambiario.
Entonces empezaron comerciar un volumen creciente de derivados financieros en un esfuerzo para limitar su exposición al riesgo cambiario.
Otro ejemplo de riesgo económico es la posibilidad que las condiciones macroeconómicas influyan en una inversión en un país extranjero.
[8] Las condiciones macroeconómicas incluyen tipos de cambio, regulaciones estatales, y estabilidad política.
Otros ejemplos de riesgo económico potencial son las recesiones abruptas, los sobrecostos inesperados y la baja demanda para determinados bienes.
Aun así, el riesgo económico también puede crear oportunidades y beneficios para inversores globales.
Como resultado, el riesgo económico puede ser reducido utilizando varias herramientas analíticas y predictivas que consideran la diversificación de tiempo, tipos de cambio, y desarrollo económico en diversos países, los cuales ofrecen monedas, instrumentos, e industrias diferentes.
Al hacer una previsión económica abarcadora, varios factores de riesgo tendrían que ser señalados.
Durante la espera, la empresa enfrenta un riesgo contingente por la incertidumbre de si esas cuentas por cobrar se acumularan.
[11][12] Aplicar reglas de contabilidad públicas provoca en las empresas con riesgos transnacionales ser impactadas por un proceso conocido como "re-medida".
tienen que traducir sus estados contables en Euro, Libra, Yen, etc., a dólares de EE. UU..
Una entidad extranjera autónoma opera en su entorno económico local, independiente de la empresa madre.
Si una empresa traduce por el método temporal, una posición expuesta nula se llama equilibrio fiscal.
Alternativas como la desviación media absoluta y el variograma han sido propuestas para medir el riesgo financiero.
Los contratos adelantados son más flexibles, en cierta medida, porque pueden ser personalizados para transacciones específicas, mientras que los futuros tienen cantidades estándares y están basados en ciertos activos o mercancías seguras, como por ejemplo otras monedas.
Como los futuros sólo están disponibles para ciertas monedas y por períodos de tiempo determinados, pueden no mitigar el riesgo enteramente, porque hay siempre la posibilidad que los tipos de cambio se modifiquen a favor.
Aun así, la estandarización de futuros puede ser una razón por la que son atractivos: están bien regulados y se negocian sólo en intercambios.
Si la opción expira y queda fuera de su capacidad financiera, la compañía puede ejecutar la transacción en el mercado abierto en un índice favorable.
Si una compañía decide cancelar un contrato adelantado, determinará un tipo de cambio específico para una fecha dada en el futuro.
Si la fecha de recepción fuera desplazada hacia adelante, esto sería denominado pago adelantado.
Siguiendo esta lógica, una empresa podría adquirir una cantidad apropiada de activos o pasivos para equilibrar cualquier discrepancia excepcional.
Si esto se consegue para cada moneda extranjera, la exposición de traducción neta será cero.
Las empresas pueden adoptar estrategias distintas de la cobertura financiera para gestionar su exposición económica u operativa.