En dicho contexto, las viejas generaciones de cubanos que habían luchado por la independencia, se encontraban diezmadas, envejecidas y sin muchas ideas nuevas que aportar, por lo cual, tocó a las nuevas generaciones de cubanos, principalmente, intelectuales y estudiantes universitarios, iniciar nuevas luchas revolucionarias.
Dicho suceso, conllevó al surgimiento del Grupo Minorista, compuesto por los participantes de la protesta y otros jóvenes intelectuales, que se oponían a la situación socioeconómica y política del país de aquel entonces.
Machado traicionó su promesa de no reelegirse y se perpetuó en el poder.
Julio Antonio Mella se vio obligado, tras sufrir prisión y casi morir en una prolongada huelga de hambre, a exiliarse en México, donde moriría asesinado en enero de 1929.
[2] Tras dichos sucesos, se instauró un efímero gobierno colegiado de cinco miembros, conocido como la Pentarquía: Guillermo Portela Möller, Sergio Carbó Morera, Porfirio Franca Álvarez de la Campa, José Miguel Irisarri Gamio y Ramón Grau San Martín.
A la cabeza formal del Estado cubano quedó entonces el vicepresidente Federico Laredo Brú (1936-1940).
Chibás había integrado el Partido Revolucionario Cubano Auténtico, fundado por Grau y Prío, quienes habían sido profesor y estudiante universitarios, respectivamente, durante el ya mencionado proceso revolucionario.
[6] De cualquier forma, la victoria del Partido Ortodoxo, encabezado ahora por Roberto Agramonte, parecía asegurada.
[2] Toda esta situación, dio paso a la lucha revolucionaria que encabezarían, una vez más, los estudiantes universitarios, contra un nuevo dictador.