Desde 1935 estaba vigente La Ley Constitucional promulgada ese año, que no contenía la Enmienda Platt abolida en 1934.
[1] La asamblea debatió públicamente durante seis meses y adoptó la constitución en el Capitolio de La Habana.
[2] Un embajador estadounidense en Cuba, Philip Bonsal, posteriormente comentó:[1] Por ejemplo, la Constitución estableció como política nacional restricciones en la extensión de las tierras, pero dichos principios nunca fueron convertidos en ley.
La constitución de 1940 ratificó la autoridad e independencia del Poder Judicial.
Los concejos provinciales perduraron, pero estaban ahora compuestos por los alcaldes de varios municipios incorporados en cada provincia.
Se requería una convención constitucional para modificar el lenguaje de la Constitución.
El Congreso fue autorizado a realizar reformas menores al documento, y los siguientes requerimientos fueron adheridos: (a) quorum (sesión conjunta); (b) dos tercios de los votos totales de los legisladores; y (c) las enmiendas propuestas necesitaban ser aprobadas en dos sesiones legislativas consecutivas.