Ahora bien, cuando Quintiliano escribió su tratado (en el 95 d. C.), hablar de la retórica como un mecansimo útil e imprescindible para las sociedades democráticas ya era un anacronismo.
En este punto del desarrollo de los estudios sobre retórica se hacía necesario dar un tercer paso, que David Pujante planteó en un artículo que publicó en la revista Rétor de la Asociación Argentina de Retórica:[5] la reasunción del predominio de la tercera operación retórica, pero no como una vuelta a la tradición estilística sino desde una profunda visión ontológica, recuperando una vez más la razón retórica que asumieron los sofistas, que había planteado la tradición humanista del siglo XIV y que luego había impregnado el pensamiento de Vico en los siglos XVII-XVIII.
Si bien la elocutio se había convertido en la base de la tratadística retórica a partir de la Segunda Sofística, esa hegemonía operacional no respondía a las razones retóricas que le podrían haber dado tal preponderancia, a saber, que en el discurso se construye la realidad y que esta se manifiesta en la concreción actuativo-lingüística.
La constituye un pensamiento basado en la argumentación racional con pretensión de objetividad, y que descansa en la referencia a lo real.
[7] Devolver a la elocutio su hegemonía hoy, pasa necesariamente por considerar que el contenido y la persuasión del contenido se gestionan en la construcción del discurso, por medio de todos sus niveles de formalización.
La indisoluble unión entre forma y contenido, que con tanta fuerza defendió el formalismo de comienzos del siglo XX,[8] ha sido sostenida por los teóricos de la literatura con gran empeño, pero parece no permeabilizar los estudios retóricos.
En esta línea de pensamiento se movieron los humanistas del siglo XIV y posteriormente Giambattista Vico, quien dice en su Ciencia Nueva que "el hombre ignorante [primitivo] se hace regla del universo" y que "ha hecho de sí mismo todo un mundo", por lo que los tropos, tenidos por ingeniosos inventos por muchos, en realidad "han sido los modos necesarios para explicarse de todas las primeras naciones" .
Una retórica constructivista siempre dará noticia analítica del esfuerzo que realizan los discursos por alumbrar nuevas realidades sociales.