Un tratado de paz formal entre la Unión Soviética (luego Rusia) y Japón todavía no ha sido firmado.Asimismo, durante la Guerra Civil Rusa (1918 a 1921), Japón (como miembro de las fuerzas intervencionistas aliadas) ocupó Vladivostok y no se marchó del territorio hasta 1922, año en el que la Unión Soviética fue fundada.El primer gran incidente entre soviéticos y japoneses en la frontera, fue la llamada batalla del lago Jasán (1938), que sucedió en Primorie, no muy lejos de Vladivostok.Los conflictos entre los japoneses y los soviéticos sucedían con frecuencia en la frontera de Manchuria, y se convirtieron en una guerra fronteriza no declarada que se decidió en la batalla de Jaljin Gol (1939), que tuvo lugar en la frontera con Mongolia, en Manchuria.La Unión Soviética ganó con decisión, y disuadió a Japón de cualquier agresión durante la Segunda Guerra Mundial.Más tarde, en 1941, Japón consideraría romper el pacto cuando la Alemania nazi invadió la Unión Soviética (Operación Barbarroja).Pero no lo hicieron, en gran parte debido a la derrota en la Batalla de Jaljin Gol, a pesar de que Japón y la Alemania nazi formaban parte del Pacto Tripartito.[3] Las dos partes también acordaron continuar las negociaciones para un tratado de paz, incluyendo las cuestiones territoriales.La Unión Soviética trató de inducir al Japón a abandonar sus reivindicaciones territoriales alternando las amenazas y la persuasión.Después de la firma del tratado, declaró que no entregaría las islas Habomai y Shikotan bajo ninguna circunstancia a menos que Japón derogase el tratado de inmediato.Las dos economías eran complementarias, ya que la Unión Soviética necesitaba de Japón capital, tecnología y bienes de consumo; mientras que Japón necesitaba recursos naturales, tales como petróleo, gas natural, carbón, hierro y madera.También advirtió a Japón, en referencia a China, contra "cuerpos que aparecen contra la relajación de las tensiones diplomáticas y que intentan complicar las relaciones entre estados, incluyendo nuestros países".Durante la década de 1980 se mostró un endurecimiento en la actitud japonesa hacia la Unión Soviética.Japón construyó de manera continua su ejército, dio la bienvenida a los aumentos en número de las fuerzas armadas estadounidensas en Japón y en el Pacífico occidental, y prometió una estrecha cooperación para hacer frente al peligro que planteaba el poder soviético.Posteriormente, el interés de Japón en la cooperación económica con la Unión Soviética disminuyó mientras en Tokio encontraron proveedores alternativos y seguía siendo incierta la viabilidad económica y estabilidad política de la Unión Soviética con Gorbachov.En 1979, el gobierno japonés protestó específicamente contra la acumulación de fuerzas soviéticas en Etorofu, Kunashiri y Shikotan.Gorbachov asumió el liderazgo en nuevas iniciativas prometedoras en Asia, pero la grueso de la política soviética cambió más lentamente.El gobierno y los líderes empresariales japoneses señalaron además que el comercio japonés y la inversión en la Unión Soviética no crecería considerablemente hasta que el asunto de los Territorios del Norte fuera resuelto.La Unión Soviética hizo hincapié en que no devolvería todas las islas debido a la oposición pública soviética y el despertar de posibles reclamos territoriales por parte de otros países contra la URSS.Los funcionarios soviéticos afirmaron que su gobierno propondría las conversaciones de desarme con Japón y podría hacer más propuestas sobre los Territorios del Norte en la visita.Una vez más, Moscú adoptó una postura en firme oposición a devolver los territorios en disputa con Japón.En septiembre de 1992, el presidente ruso Boris Yeltsin aplazó una visita oficial programada a Japón.Aunque el gobierno japonés castigó de mala gana a Toshiba (y los Estados Unidos impusieron sanciones a las importaciones de Toshiba en respuesta), el resultado final fue una vigilancia mayor y castigos por violaciones CoCom en Japón.