La Reforma vareliana es la obra de reforma de la educación primaria realizada por José Pedro Varela en 1876 en Uruguay que estableció que esta fuera gratuita, obligatoria y laica.
Dicha reforma fue de esencial importancia en la historia uruguaya, que desterró el predominio de la educación privada católica para una élite privilegiada y transformó a la enseñanza en un deber del Estado, abarcando la totalidad del pueblo.
Operaban 12 escuelas y algunas recibían pupilos; sus alumnos estaban constituidos “por la chiquillería de la comarca, y aun algunos mocetones del Ejército, a quienes el general sitiador –Oribe– hizo previamente cortar las greñas, no sin protesta de los interesados” según Orestes Araújo.
Esta reforma administrativa dio al sistema de enseñanza una considerable autonomía.
El decreto estableció además el carácter obligatorio y gratuito de la educación primaria oficial, pero no el laicismo; contra la opinión de Varela, se estableció que la enseñanza de la religión Católica fuese obligatoria en todas las escuelas públicas, excepto para aquellos alumnos que profesasen otras religiones.
[2] La idea era dar a los alumnos una noción general del conocimiento universal pero orientarlos hacia una aplicación práctica de lo que se aprendía, al estilo estadounidense, con vistas al mercado de trabajo en expansión.
Las flamantes escuelas rurales se llevaron gran parte de ese aumento.
Particular polémica generó la enseñanza religiosa en las escuelas públicas; los liberales bregaban por su eliminación lisa y llana, mientras los católicos, liderados por Francisco Bauzá, protestaban por su insuficiencia y objetaban la idoneidad de los maestros para enseñar religión.
Ésta no estuvo, desde luego, ajena a las críticas, polémicas y detractores, tanto en su tiempo como en años posteriores, ya sea por la eliminación de la enseñanza religiosa como por la igualación acelerada que eliminó muchos aportes culturales de la inmigración.