Sus padres, Justo Fernández y Antonia Eulacio, pertenecían a la naciente clase media montevideana, y procuraron para su hijo la mejor educación que podía impartirse en aquellos años.
Reabierto en 1865, durante la presidencia de Venancio Flores, volvió a trabajar allí como Director.
[1]«Rígido en moral, ultra liberal en religión y en política, era una mente sólida, admirablemente buen equilibrada», dijo de él Julio Herrera y Obes cincuenta años más tarde.
[1]Vinculado al Partido Colorado, secundó el movimiento del general Flores, aunque no fue un portavoz acrítico de su dictadura (1865-1868).
Continuó, sin embargo, empleando el periodismo como arma de acción política.