Recaredo Centelles Abad

[4]​ Desde pequeño manifestó una intensa vocación sacerdotal, pero la familia no disponía de dinero suficiente para enviarlo al seminario.Sin embargo, la hermana de Recaredo, Carmen Centelles Abad, se casó entonces con un joven fabricante de alpargatas, Leopoldo Peñarroja Ribelles, que mejoró notablemente la economía familiar y costeó a Recaredo sus estudios en el seminario.Aquel mismo año ingresaron con él en el seminario Vicente Enrique y Tarancón, que más tarde fue presidente de la Conferencia Episcopal Española y una figura crucial de la Transición Española, y Vicente Lores Palau, que fue el mejor amigo del beato Recaredo y que llegó a ser director general de la Hermandad de Sacerdotes Operarios durante dieciocho años.Durante este periodo no pudo ejercer como sacerdote excepto para administrar la comunión a las monjas de Vall de Uxó una vez y para bautizar a su sobrina, que nació en esos meses.En la biografía del beato Recaredo Pequeña historia de una Misa, el poeta Leopoldo Peñarroja Centelles, que estaba presente por ser hijo de su hermana, relata los hechos.La primera bala no mató al beato Recaredo, sino que lo dejó herido.El sacerdote pidió que le dieran la vuelta para poder bendecir a sus verdugos, quienes le dieron el tiro de gracia mientras aquel les bendecía.[19]​ Se conserva una libreta privada de anotaciones espirituales del beato Recaredo en la que queda constancia de su espíritu de reparación, que le llevó a ofrecerse como víctima a Dios para reparar los pecados del mundo e incluso a aceptar interiormente el martirio.[24]​ Sus restos permanecieron en una fosa común junto al cementerio de Nules entre los años 1936 y 1939, cuando fue desenterrado su cuerpo incorrupto.