El fraile Miguel Ruela, cura de la iglesia, escapó y pidió ayuda en Sotuta al capitán Tiburcio Cosgaya, quien de inmediato organizó una expedición punitiva para sofocar la rebelión.
Sin embargo, al llegar a Cisteil, las fuerzas españolas fueron emboscadas y como resultado de la refriega que siguió, fue muerto el comandante y otros militares que intentaron inútilmente aplacar a los rebeldes.
Reforzadas las tropas gubernamentales por instrucciones del gobernador, un nuevo destacamento bajo las órdenes de Cristóbal Calderón sostuvo una segunda batalla.
[3] Poco tiempo después, el líder maya cayó preso en las inmediaciones de Cisteil, siendo conducido a Mérida junto con los otros rebeldes.
[1] Este acontecimiento fue en cierta forma preludio de lo que ocurriría casi un siglo después, en 1847, cuando se inició la guerra de castas en la República de Yucatán y que no sería concluida sino casi sesenta años más tarde.