José Crespo y Honorato

Fue tal ambiente lo que dio lugar a la sublevación de Cisteil jefaturada por Jacinto Canek.

El fraile Miguel Ruela escapó y pidió ayuda en Sotuta al capitán Tiburcio Cosyaga, quien de inmediato organizó una expedición punitiva para sofocar la rebelión.

Sin embargo, al llegar a Cisteil, las fuerzas españolas fueron emboscadas y como resultado de la refriega que siguió, fue muerto el comandante y otros militares que intentaron inútilmente aplacar a los rebeldes.

La victoria de los sublevados fue efímera, reforzadas las tropas gubernamentales por instrucciones del Gobernador, José Crespo y Honorato, un nuevo destacamento bajo las órdenes de Cristóbal Calderón sostuvo una nueva batalla.

[3]​ Poco tiempo después, el líder maya cayó preso en las inmediaciones de Cisteil, siendo conducido a Mérida junto con los otros rebeldes.