Ramsés encontró el favor de Horemheb, faraón de la, por entonces, desacreditada XVIII dinastía quien designó a Ramsés como chaty (una especie de visir) y, en consecuencia, el segundo hombre más poderoso del reino.
Por lo tanto, Ramsés asoció inmediatamente a su hijo, Seti I, al trono en carácter de corregente y, a su muerte, heredero.
Por su parte, el faraón se ocupó de proyectos de construcción en Egipto, el más importante la finalización del segundo templo en Karnak, iniciado por su precursor.
[3][5] Es pequeña y da la impresión de haber sido terminada precipitadamente.
La momia atribuida a Ramsés I ha sufrido grandes vicisitudes a lo largo de la historia, por lo cual no se sabe con certeza si es en realidad la que se le ha atribuido habitualmente, originaria del escondrijo de Deir el-Bahari.