Transcripción de los jeroglíficos

Se pueden así comparar las dos versiones de las palabras citadas: pr ʿȝ es la transcripción académica de la palabra peraa: faraón; uadyet se transcribe, entre otras posibles formas, wḏȝ.t; Nefertiti es nfr.t yỉ(y).ty y ka será kȝ.

Así, muchos términos egipcios corrientes –como faraón, uadyet, o los nombres de los dioses– provienen del latín por vía griega.

En efecto, su orden podía ser modificado por necesidades estéticas o para enfatizar el respeto hacia una divinidad, cuyo nombre, si estaba en la composición de una palabra, se debía situar al principio.

Esto explica que para ciertos faraones poco conocidos, no estemos seguros del orden adecuado de leer los jeroglíficos.

El nombre del dios Amón (véase jeroglífico) está compuesto por tres jeroglíficos que son fonemas consonantes: a, m, n. Si bien el primer sonido, que aquí transcribimos como a, no existe en español y se considera una «consonante débil», probablemente un «oclusiva glotal sorda» comparable al álif árabe o al alef hebreo; además, este mismo jeroglifo se transcribe como i cuando se encuentra en el interior de una palabra, y como a o i cuando está al principio.

Pero otros términos muestran una interpretación todavía más difícil: para los babilonios del siglo XV al XIII antes de la era cristiana, la palabra se leía, según sus textos, Amāna (donde ā es una a larga) o Amānu, Amán en una palabra compuesta.

Esta ambigüedad de hecho se encuentra en la propia transcripción española del nombre, donde corrientemente se está refiriendo siempre al dios Amon (con una o) y al faraón Amenofis (con una e): aquí la raíz Amn es común en ambas palabras, pero hay variedad en la vocalización.

El problema es pues doble: La única transcripción que puede tener la aprobación de todos debe ser sin vocales: imn o, mejor aún, 'mn.

Es la que se utiliza en las gramáticas, obras científicas, y estudios gramatológicos consagrados al sistema egipcio de escritura.

Los símbolos de la columna «pronunciación fonética» siguen los convenios del API; son solo suposiciones, que mayoritariamente sostienen los egiptólogos.

De hecho, esta oclusiva glotal sorda, ha evolucionado en yod con tiempo, y no es fácil determinar que sonido tiene.

Sin embargo, investigaciones más recientes tienden a mostrar que es líquida, una l o una r vibrante.

Cuando una sucesión de consonantes no tiene estos signos, o están en número insuficiente, introducimos una e para facilitar la pronunciación: nb.t «dama, señora» podrá ser leído nebet, nfr, «bello», nefer, etc.

Por último, existen tres signos auxiliares que se utiliza para representar conceptos gramaticales y morfológicos: La transcripción científica del egipcio es muy desconcertante.

Jeroglíficos inscritos en los muros del templo de Edfu .