Cuando la República luchó por independizarse de España, había establecido una alianza con Francia e Inglaterra.
Mientras tanto, Francia había hecho las paces solamente con Austria y siguió enfrentándose a España hasta que en 1659 se firmó el Tratado de los Pirineos.
Durante las décadas de 1650 y 1660 aumentaron las tensiones existentes entre intereses comerciales neerlandeses e ingleses.
Oliver Cromwell, que para entonces era Lord protector de Inglaterra, había insistido en tal condición debido a que Guillermo II había ayudado a Carlos I de Inglaterra (quien era su suegro) durante la guerra civil inglesa.
Un intento inglés de hacerse con el comercio y colonias neerlandesas llevó a la segunda guerra anglo-neerlandesa.
Münster, primero, y luego Inglaterra se vieron obligadas a aceptar una tregua.
Por su parte, Francia había ayudado a ejercer presión sobre Inglaterra y Münster, pero sin comprometer el grueso de su ejército o flota.
En cláusulas secretas del tratado acordaron emplear la fuerza si Luis XIV no llegaba a un acuerdo con España.
Francia firmó la paz con España, pero en tanto que las cláusulas secretas de la Triple Alianza se hicieron públicas prontamente, Luis XIV se sintió insultado por los «pérfidos» neerlandeses, que según él habían sido desleales.
Francia tomó medidas para aislar a la República inmediatamente después del acuerdo de paz.
Suecia y Münster fueron prontamente sobornados, pero los ciudadanos ingleses desconfiaban de Luis XIV.
El rey inglés Carlos II, por otro lado, consideraba que la guerra con los neerlandeses era lo mejor para sus propios intereses.
Los neerlandeses sabían que había negociaciones entre Inglaterra y Francia, pero los detalles específicos eran desconocidos.
Los neerlandeses reforzaron su flota una vez más, pero sus preparativos para el ejército fueron insuficientes debido a la falta de dinero.
Asimismo, los Regentes desconfiaban de un ejército que a menudo había sido instrumento del Partido orangista.
Con la guerra cada vez más probable, aumentó la presión sobre el gobierno neerlandés para que nombrara a Guillermo III (sobrino del rey inglés Carlos II), que aún no había alcanzado la mayoría de edad, para el cargo de Estatúder y Capitán General.
En el río IJssel, los franceses ganaron con facilidad una breve batalla y la ciudad de Groenlo fue capturada.
El sentimiento popular seguía insatisfecho y la frustración producida por la desesperada situación militar llevó a la búsqueda de chivos expiatorios.
Una muchedumbre se acumuló entonces alrededor de la prisión, exigiendo que los hermanos fueran castigados.
Mientras se llevaban a cabo las negociaciones, los franceses fracasaron en evitar que los neerlandeses inundaran la línea de agua holandesa.
La experiencia del Rampjaar ejerció una considerable influencia sobre la dirección de la política exterior neerlandesa.