Exploradores, navegantes, gobernantes, ingenieros y científicos españoles, portugueses, ingleses, franceses y holandeses (Países Bajos) de la época,[4] coincidían en que Nicaragua (al igual que el istmo de Panamá y el istmo de Tehuantepec), presentaban las características idóneas para la construcción de un canal interoceánico; la expedición que atacó el Castillo-Fortaleza fue enviada por el Gobernador inglés de Jamaica William Henry Littleton, teniendo su punto de partida en el Río San Juan en un momento en que el comandante Herrera sufría una grave enfermedad y se debatía entre la vida y la muerte.
A las tres de la tarde, la hija del difunto comandante, con el permiso del nuevo, disparó un certero cañonazo dispersando al enemigo y dando muerte al comandante de la guarnición inglesa.
El ataque de la joven les había causado muchos daños hasta el punto que, según testigos del barco donde venían los altos oficiales, después del impacto del cañón, casi ninguno estaba vivo y los demás terminaron muy malheridos como para seguir luchando.
[3] Dada la magnitud de este acto heroico algunos historiadores como Gámez intentaron exaltar aún más a la joven inventándose que esta habría dispuesto una especie de “fuego griego” al impregnar sabanas de alcohol que navegarían río abajo y, supuestamente, habrían sido deslizadas en dirección a la guarnición inglesa.
Después de su acto heroico, Rafaela contrajo matrimonio con el granadino don Pablo Mora con quien procreó cinco hijos.