La crónica, sin embargo, salta entonces a otro general romano llamado Quincio, el cual tuvo una campaña tan desastrosa contra Viriato que optó por invernar en Córduba, la capital de Hispania Ulterior, cuando aún no era invierno.
Escipión Emiliano, que había estado en términos amistosos con Pompeyo, después de esto renunció a toda relación con este último.
En un principio los numantinos, conscientes de su inferioridad, rechazaron librar un combate abierto con los romanos y se limitaron a acosar sus líneas.
[6] Eliminadas estas dos ciudades, y derrotado en Sedetania el caudillo Tangino, Pompeyo centró su atención en volver a sitiar la capital numantina.
Para evitar un desastre mayor acabó levantando el sitio y repartiendo a sus hombres entre las ciudades aliadas.