Quintiliano

Marco Fabio Quintiliano, en latín Marcus Fabius Quintilianus (Calagurris Nassica Iulia, c. 35-Roma, c. 95) fue un retórico y pedagogo hispanorromano.

Hizo sus primeros estudios en Roma, donde su padre ejercía la profesión de rétor o abogado.

Vespasiano le confió la primera cátedra oficial y pública de retórica, remunerada con cien mil sestercios, que regentó durante veinte años.

[1]​ Tras esos veinte años como abogado y profesor, se retiró el año 89 para dedicarse a escribir rodeado de honores: los ornamenta, los consularia y la laticlavia, una toga con una banda en su borde de color púrpura que solo podían vestir los nobles romanos.

Son espurias dos colecciones de declamaciones que se le atribuyen, 19 declamationes maiores y 145 minores.

Su fama proviene de su Institutio oratoria (c. 95 d. C.), una obra enciclopédica que recoge todo cuanto es necesario para formar a un orador, en doce volúmenes.

De acuerdo con esto, defiende una pedagogía del esfuerzo, donde cada uno llegue a sus máximas posibilidades.

Esta situación ya dicha, podrá contrarrestarla o incluso evitarla el preceptor, que antes de empezar la educación del niño deberá indagar sobre el ingenio, la naturaleza, la memoria y la capacidad del niño, al mismo tiempo que debe conocer cómo tiene que tratar a sus alumnos.

Quintiliano está en contra de todo tipo de violencia que se pueda llevar a cabo en la escuela, dado que, la imposición del aprendizaje es inútil e ineficaz.

[cita requerida] En aquella época, se consideraba como algo normal o natural que la violencia estuviera presente en las escuelas y que los alumnos tuvieran miedo de sus profesores.

Estatua a Quintiliano en su Calahorra natal, por Antonio Loperena Eseverri .
Estatua de Quintliano en Logroño, como parte del conjunto escultórico de la Fuente de los Ilustres