Su fundación se remonta a más de 700 años atrás, aunque por la situación y cualidades de la ubicación no es descartable suponer que pudiera ser utilizado en épocas anteriores.
La riqueza minera de las tierras que rodean Bilbao obligó a realizar obras para aumentar el calado y así hacer llegar a grandes barcos hasta los cargaderos de mineral.
Esto dio lugar a una revuelta popular conocida como zamacolada, considerada como la última machinada.
Estos se complementan con terminales para productos petrolíferos y dan servicio a la cercana refinería de Petronor.
Esta ubicación obligó a que los puentes que daban continuación a la ciudad en ambas orillas de ría permitieran pasar barcos de gran tonelaje y envergadura.
Por ello se realizaron obras como el Puente Colgante, trasbordador que cruza la ría entre Portugalete y Guecho o los de Deusto y el Ayuntamiento que son, o eran, capaces de elevar sus tableros.
Desde la construcción del Puente Euskalduna, situado a la altura de los antiguos astilleros, ya no pueden subir ese tipo de barcos hasta los muelles superiores, los del Arenal y Uribitarte.