Posmarxismo

El posmarxismo (o postmarxismo) explora las distintas interpretaciones de la tradición marxista posteriores a su periodo clásico, cuya expresión paradigmática se da en la época de la Segunda Internacional, el periodo estalinista en la Unión Soviética y su cristalización en la Tercera Internacional.

La crítica sustantiva suele orbitar la cuestión de que, si bien esta fase se mostró eficaz en términos pragmáticos, supuso un alejamiento del elemento crítico endógeno a toda forma coherente de marxismo.

[2]​ Como reacción a esta “crisis del marxismo”, producida por su conversión paulatina en una instancia de fetichización de la revolución, cuando no directamente una herramienta totalitaria, voces internas al propio marxismo comenzaron a proponer vías alternativas.

El posmarxismo es, sin embargo, una revisión del pensamiento marxista y no su actualización.

Algunas características propias del posmarxismo son: Con la crítica a la ideología, también se promueve el valor de la multitud.

Karl Marx , desde la propia génesis de su pensamiento, [ 1 ] ​ vio la necesidad de siempre volver sobre la pregunta por el papel de la filosofía, incluida la suya propia. De ahí que resulte entendible y hasta natural que hubiera disidencias dentro del seno del propio marxismo que cuestionaran la implantación real de las ideas del Diamat hasta ese momento.
Ernesto Laclau y Chantal Mouffe han sido dos de las voces más reconocibles de la esfera posmarxista