Estos animales de mediano tamaño, son ligeramente menores que las zarigüeyas comunes (Didelphis), no llegando a superar el kilogramo, salvo algunos ejemplares de filandro gris común (Philander opossum) criados en cautividad que has llegado hasta los mil quinientos gramos.
El pelo de estos animales es áspero, pardo-grisáceo, más largo y oscuro en el filandro negro (Philander andersoni).
Los ojos, grandes, negros y redondos están adornados por sendas manchas claras características de los filandros.
Solo están cubiertos de pelo los cinco o seis centímetros proximales, desnudándose después y haciéndose escamosa.
En las hembras del género Philander, al contrario que en las de Metachirus, el marsupio está perfectamente desarrollado.
Cuando se ve acosado, emite estridentes sonidos y es capaz de hacer frente ferozmente a los contrincantes que lo provoquen.
Las poblaciones de Philander opossum parecen no estar amenazadas, aunque se ven sometidas a la misma presión que otras muchas especies animales que habitan las regiones arboladas húmedas de la mayor parte del planeta.