Volvió a Villafranca del Bierzo en mayo de 1605 y se estableció en el castillo-Palacio de los Marqueses de Villafranca, edificación en la que emprendió una importante reforma.
En 1611 fue puesto al mando de la flota que protegía las costas de Andalucía alcanzando notables victorias navales frente a turcos y piratas berberiscos.
Fue designado gobernador del Milanesado entre 1614 y 1618, etapa en la que España participó en la Guerra de sucesión de Montferrato.
La gestión política que llevó a cabo en Milán fue premiada con la Grandeza de España en 1623 para el marquesado de Villafranca del Bierzo, que se convirtió en uno de los principales títulos del Reino.
En su cripta se sitúa el túmulo funerario que alberga el cadáver del marqués y de su hija María.