En su origen se quería construir una serie de hoteles en lugares donde la iniciativa privada no llegaba y que tenían condiciones para atraer turismo, como los parajes de gran belleza, o poblaciones con variada riqueza cultural, artística, histórica.A partir del Parador de Gredos, se quiso también aprovechar y rehabilitar algunos de los numerosos monumentos históricos y artísticos abandonados situados en los alrededores.Proyectados y construidos por los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez, no todos eran iguales, según el compromiso que ellos mismos habían adquirido al ganar el concurso, en 1929.Los que quedan han sido muy reformados (como es el caso del de Manzanares en Ciudad Real, modificado para hacerlo más «típico», habiendo perdido su carácter racionalista).El mayor proceso expansivo se produjo en la década de 1960, coincidiendo con el importante desarrollo turístico que vivió el país.Esta última cuenta con un parador ya terminado pero sin inaugurar en la Villa Alta de Ibiza.