Carlos Arniches Moltó

De su padre, Carlos heredó el interés por el mundo intelectual madrileño que lo mantuvo toda su vida vinculado de manera natural al mundo creativo más intenso del Madrid del momento, sin discriminar edad o ámbito.

Su primera obra, el estudio del pintor Daniel Vázquez Díaz (1923), daba una clara muestra de sus ideas.

[4]​ En 1926 Carlos Arniches hizo una reforma que lo haría muy conocido entre los jóvenes madrileños de su edad, en el ático de Edgar Neville, que contaba con una gran terraza sobre El Retiro.

Los demás desaparecieron, están faltos de mantenimiento o fueron desfigurados casi por completo al convertirlos en paradores.

Al terminar la Guerra, se negó a exiliarse con el resto de su familia porque en España estaban sus raíces y el gran amor de su vida, Meni, con la que quería casarse.

[7]​ Solo el apoyo de algunos colegas y amigos le permitió rehacerse.

Nunca le faltaron clientes gracias a su prestigio y su actividad continuó, aunque en los primeros años de la postguerra sus obras tenían que ir firmadas por otros.

Sin embargo, ello no le impidió llevar a cabo obras de la envergadura del Centro de Estudios del Tabaco, en Sevilla (1944) o participar en la relanzada colonización agraria de la Dictadura, en cuyo marco realizó dos pueblos que figuran entre sus obras tardías: Gévora (Badajoz) y Algallarín (Córdoba).

En esta última etapa de su vida se relacionó con numerosos arquitectos jóvenes que solían acercarse a él por su carácter afable, su proverbial simpatía y sentido del humor y su cercanía.

[9]​ A diferencia de las publicaciones profesionales, esta pretendía poner la arquitectura al alcance general.

Tal como la entendían sus autores, Arniches y Domínguez, su misión era mejorar la vida de los ciudadanos.

Solo en los últimos momentos incluyeron algún artículo sobre temas candentes del mundo arquitectónico especializado.

Y por otro lado, «La Arquitectura y la Vida» permite entender mejor no ya a estos dos personajes esenciales de nuestra arquitectura contemporánea, sino al conjunto de los arquitectos de la «Generación del 25» que, como afirmó el crítico británico William J. R. Curtis refiriéndose al savoir faire español, se ha caracterizado a lo largo de todo el siglo XX mucho más por hacer que por decir.

Albergue de Carretera de Manzanares (C. Real.)
Dos vistas de las tribunas del Hipódromo de la Zarzuela .