Padres apostólicos

Estos escritores del siglo I y de principios del siglo II dejaron textos de profunda importancia para conocer qué creían y cómo vivían los primeros cristianos.La mayoría de estos escritos son cartas de contenido pastoral y exhortativo: casi no se presenta apología contra otras religiones aunque sí la alerta contra herejías o posibles cismas.Hay diversidad de criterios para considerar que un texto pertenece a la colección de los Padres Apostólicos, pero es común hallar los siguientes:[1]​ Sin embargo, la evaluación de estos criterios puede ser controvertida, por este motivo muchas obras anónimas del siglo I y II como la Epístola a Diogneto son alternativamente aceptadas o rechazadas como apostólicas por los expertos en la materia.En palabras de Ayán Calvo: «bajo la denominación “Padres Apostólicos” se fueron englobando un grupo de obras heterogéneas por su interés teológico, género literario, autoridad, datación y origen, sin que sea posible establecer una criteriología clara y rigurosa que justifique tal hecho».En la Epístola se insta a la reconciliación de las partes involucradas, obedeciendo la jerarquía legítima que fue establecida originalmente por los apóstoles en esa ciudad.[7]​ Existe además un importante texto anónimo conocido como Segunda Epístola de Clemente pero su composición es más tardía, cercana al año 150.En ellas describe sus sentimientos ante el inminente martirio, y sostiene en la Fe a las comunidades de Asia.[18]​ Este escrito tuvo un amplio reconocimiento en las comunidades cristianas primitivas y fue citado[19]​ por varios autores antiguos, pero su texto original estuvo perdido durante largos siglos.En todo caso, el talante literario de estos documentos y de los personajes que los crearon está más motivado por exponer la fe que por defenderla del error, si bien no se confunde con este.[29]​ La expresión tuvo su origen en la obra que Jean-Baptiste Cotelier publicó en 1672, titulada Patres aevi apostolici («padres de la era apostólica»).La denominación Patres Apostolici («padres apostólicos») apareció por primera vez en 1699, cuando el teólogo protestante L. J. Ittig publicó su Bibliotheca Patrum Apostolicorum (Biblioteca de los Padres Apostólicos), si bien solamente incluía a Clemente, Ignacio y Policarpo.
La carta atribuida al apóstol Bernabé se cuenta entre los escritos de los padres apostólicos.
Mosaico de Clemente I.
Ícono de Ignacio de Antioquía devorado por los leones.
Martirio de Policarpo.