Dirigente federal y hacendado, vivió en Catamarca en la casa colonial con altillo frente a la plaza (hoy calle República) que heredara de su padre Francisco de Acuña.
voto del Cabildo, le correspondió aceptar la renuncia presentada por el Teniente Gobernador Nicolás Avellaneda y Tula.
En el año 1828 fue elegido junto al Coronel Tomás Correa, diputado al Congreso Nacional de Santa Fe, provincia en la que se encontraba cuando fue ejecutado Manuel Dorrego.
El General Bustos comunicó entonces a su par santafesino, el General Estanislao López, que “el propio Acuña” había viajado al Valle a fines de lograr el apoyo de la Legislatura.
También en ese año fue Gobernador Delegado de Catamarca, en reemplazo titular Valentín Aramburu oportunidad en que intercambió relevante correspondencia con el General Facundo Quiroga en tornó al dictado de las constituciones locales.
En el año 1841 actuó como Ministro de los gobernadores Balboa, y Nieva y Castilla, aunque debido a los excesos cometidos por este último le retiró más tarde su apoyo político.
Esta actitud le valió la desconfianza del General rosista Nazario Benavídez.
También se opuso a la reelección del gobernador Manuel Navarro en 1850, habiendo sido juzgado por encabezar una revolución por una Junta de Guerra que lo obligó a abandonar la Provincia.
En el Archivo del Brigadier General Juan Facundo Quiroga, se conserva la correspondencia intercambiada entre el militar riojano y el licenciado Acuña; una de esas cartas, enviada por Quiroga en 1833, es citada frecuentemente para remarcar las ideas del caudillo en torno a la organización nacional.
Por su parte, Ramón Gil Navarro en su diario de viajes hizo referencia a su «voz grave y acompasada».