Posteriormente estudió Filosofía y Teología en el Seminario de Ávila.
Asistió a la Tercera Sesión del Concilio Vaticano II en el otoño de 1964.
[2] Varios teólogos, como José María Iraburu[3][4] o José Antonio Sayés,[5] han criticado su exposición de la cristología, acusándola de heterodoxa,[6][7] y afirmando que la unión hipostática no queda clara y puede crear confusión[cita requerida].
González de Cardedal utiliza en la obra términos y definiciones ambiguas que, según algunos, llevan a confusión, lo ha sido calificado de terrorismo verbal pseudo-teológico que está hoy atacando el lenguaje bíblico y tradicional de la fe católica al pervertir el lenguaje teológico.
Sin negar las afirmaciones conciliares que no dicen como debe de ser interpretado teológicamente la unión en hypóstasis, el premio Raztinger propone una comprensión dínamica y ontológica que complete la comprensión óntica y estática de la tradición clásica.
Así se evitan los malentendidos por exclusión (se afirma que Cristo es persona Divina por sustitución de la real humanidad que nos caracteriza a todos los demás humanos) o por excepción (Se parte del hecho de que Cristo es la gran excepción, el gran milagro o enigma de lo humano...