Hipóstasis

Hipóstasis (del griego antiguo ὑπόστασις, hypóstasis, generalmente: «fundamento», filosóficamente: «estado de ser») es un término utilizado en textos filosóficos desde la antigüedad tardía, inicialmente para referirse a la existencia concreta de una cosa.

[3]​ Solo posteriormente se utilizó también la hipóstasis como sinónimo de Sustancia (en griego ousia).

Sin embargo, como muestran los pasajes del texto, hay una diferencia de significado.

La hipóstasis denota la manifestación del ser abstracto (literalmente «ser» o «eseidad») que significa ousia, la existencia concreta en la realidad.

[4]​ Además de sus anteriores significados generales y flexibles, el término hipóstasis también adquirió un significado concreto como término técnico en la filosofía griega de la época imperial romana, especialmente en el neoplatonismo.

Los antiguos neoplatónicos, especialmente Proclo, atribuían tal modo irreal de existencia al mal, que consideraban una mera carencia.

Solo Immanuel Kant retomó la palabra raíz acuñando el verbo «hipostasiar» (hypostasieren).

[7]​ Lo utilizó para referirse a la formación de una idea errónea que surge cuando a un mero pensamiento se le atribuye injustificadamente una realidad objetiva, aunque no haya ninguna base para suponer que un objeto real fuera del sujeto pensante se corresponda con el pensamiento «en la misma calidad».

[8]​ Bajo la influencia de Kant, las expresiones «hipostasiar» e «hipóstasis» entraron en el uso filosófico.

[11]​ Aunque este derecho había sido negado por el positivismo, no era un empeño que hubiera fracasado «de raíz».

[12]​ Max Horkheimer criticó la «falsa autoconciencia del erudito burgués», que había encontrado una expresión especialmente concisa en el neokantianismo.

[13]​ En teología cristiana se emplea la palabra persona para referirse a la hipóstasis de la Santísima Trinidad, queriendo significar ‘sustancia individual o singular’, algo distinto de la naturaleza (physis) y la sustancia (ousía).

La definición dogmática de Calcedonia parte de un único sujeto (Jesucristo) que es "uno y el mismo"; con verdadera divinidad y verdadera humanidad; consustancial tanto al Padre como a nosotros, la humanidad que asume es idéntica a la nuestra salvo en el pecado.

Las dos naturalezas son realidades que no se superponen ni se confunden con la unión, sino que, manteniendo cada una su consistencia óntica y dinámica, ambas constituyen la única hipóstasis o persona de Cristo.