Ojo (ciclón)

Esta región aproximadamente circular suele tener un diámetro de entre 30 y 65 kilómetros y está rodeada por la pared del ojo, un anillo de tormentas convectivas donde ocurren las segundas condiciones más severas en el ciclón.En los ciclones tropicales más débiles el ojo no está siempre bien definido y puede estar cubierto por una gruesa región de nubes altas conocida como nubosidad central densa (que a veces también se denomina revestimiento denso central), la cual se destaca por su brillo en las imágenes satelitales.En marcado contraste con las condiciones en la pared del ojo, donde se hallan los vientos más intensos de la tormenta, en esta región normalmente se observa poco viento y lluvia, especialmente en el centro del ojo.[4]​ Aunque el ojo suele ser muy simétrico, puede adquirir formas elípticas o irregulares, particularmente cuando la tormenta se debilita.[9]​ Si bien es poco común que una tormenta con un ojo grande se intensifique mucho, esto puede ocurrir, especialmente en el caso de los huracanes anulares.Dado que la presencia de tormentas más fuertes y mayores precipitaciones indican la existencia de corrientes ascendentes, la presión barométrica en la superficie comienza a bajar y el aire se acumula en los niveles superiores del ciclón.En consecuencia, la mayor parte de este aire acumulado fluye anticiclónicamente hacia el exterior por encima del ciclón tropical.Casi todos los huracanes intensos pasan por al menos uno de estos ciclos durante su existencia.[13]​ El foso de un ciclón tropical es una banda circular despejada externa a la pared del ojo o entre dos paredes concéntricas que se caracteriza por aire que desciende lentamente, escasa precipitación o ninguna, y un flujo dominado por tensión.A menudo, los mesovórtices de la pared del ojo exhiben comportamientos inusuales en los ciclones tropicales.Aunque normalmente rotan alrededor del centro de bajas presiones, a veces permanecen estacionarios.Tales fenómenos se han documentado mediante observaciones,[15]​ durante experimentos[16]​ y teóricamente.Los mesovórtices pueden engendrar rotación en las tormentas individuales (que son mesociclones), lo cual conduce a la actividad tornádica.Cuando la tormenta toca tierra, genera fricción o rozamiento entre la circulación del ciclón tropical y el suelo.Es común detectar estructuras similares a un ojo en los ciclones tropicales en fase de intensificación.Normalmente, encontramos estas estructuras similares a un ojo en huracanes y tormentas tropicales de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson que están intensificándose.Por ejemplo, se detectó una estructura similar a un ojo en el huracán Beta cuando la tormenta tenía vientos máximos de 80 km/h.[23]​ Aunque sólo los ciclones tropicales tienen estructuras llamadas oficialmente "ojos", hay otras tormentas que pueden mostrar estructuras similares: Las bajas polares son sistemas atmosféricos de mesoescala (típicamente inferiores a los mil kilómetros) que se forman cerca de los polos.Esto significa que pueden tener un ojo, por ejemplo, pero sin ser auténticas tormentas tropicales.
Ojo del huracán Isabel , una tormenta de categoría 5 vista desde la Estación Espacial Internacional el 15 de septiembre de 2003.
Normalmente, el ojo se detecta fácilmente con el radar meteorológico . El ojo de huracán Andrew se nota claramente en esta imagen de radar del sur de Florida .
Imagen satelital de tifón Amber durante la temporada de tifones de 1997 en el Pacífico que exhibe paredes del ojo interna y externa durante un ciclo de reemplazo de la pared .
En el momento de su máxima intensidad, la ventisca de Norteamérica de 2006 presentó una estructura similar a un ojo (visto aquí al este de la península de Delmarva ).
Una tormenta similar a un huracán en el polo sur de Saturno presenta una pared del ojo de decenas de kilómetros de altura.