El objetivo de la operación era crear un Estado ucraniano fuera del control bolchevique, pero dominado por Polonia.
Las fuerzas del exiliado líder nacionalista Simon Petliura quien formalmente representaba la República Popular Ucraniana sólo controlaban una estrecha franja de terreno cercano a la frontera polaca.
Tras ganar la batalla en el sur, el Estado Mayor polaco planeó una rápida retirada del Tercer Ejército y un fortalecimiento del frente norte donde Piłsudski esperaba que se desarrollasen los principales combates contra el Ejército Rojo.
El flanco sur polaco fue dejado en manos de fuerzas aliadas ucranianas bajo un gobierno amistoso en Ucrania.
Las fuerzas combinadas Polaco-Ucranianas entraron en Kiev el 7 de mayo, encontrando sólo resistencia aislada.
Petliura únicamente fue capaz de reclutar veinte mil soldados para su ejército, un número insuficiente para contener las fuerzas soviéticas.
Sin embargo el ejército bolchevique, a pesar de haber sufrido algunas derrotas, evitó la destrucción total.
La ofensiva polaca se detuvo en Kiev y sólo una pequeña cabeza de puente fue establecida en la orilla oriental del Dniéper.
Sin embargo, el comandante del 3 Ejército polaco en los alrededores de Kiev, general Edward Rydz-Śmigły, buscaba el modo de rechazar el inminente asalto ruso más que pensar en la retirada, e incluso propuso al Estado Mayor reagrupar a todas sus fuerzas en Kiev y defenderse hasta ser relevados.
Su plan fue rechazado por Piłsudski, quien sabía que ninguna fuerza de reemplazo podría reunirse a tiempo.
Recientemente un libro, publicado por el historiador ruso Mijaíl Meltyujov, afirma que efectivamente los polacos cometieron dichos actos de vandalismo.
Sin embargo, mayormente debido a la falta de reconocimiento, el deficiente mando y los conflictos en el seno del estado mayor del Frente Suroeste, las unidades polaco-ucranianas consiguieron retirarse en orden y relativamente intactas.
Aunque los polacos se retiraron a sus posiciones iniciales, seguían atadas en Ucrania y carecían de suficiente fuerza para apoyar el Frente Norte polaco y reforzar sus defensas en el río Auta durante la decisiva batalla que pronto tendría lugar allí.
Los bolcheviques y la posterior propaganda soviética usaron la Operación Kiev para retratar a los polacos como unos 'agresores imperialistas'.