En la mitología griega, Ofeltes (también llamado Arquémoro) era el hijo del rey de Nemea Licurgo y de la reina Eurídice.
Al nacer Ofeltes, su padre consultó al oráculo de Delfos cómo asegurar la salud y felicidad de su hijo.
[1] Un día su niñera Hipsípila, que caminaba con él en brazos, se encontró con el ejército argivo que se dirigía al asedio de Tebas, que le preguntaron por una fuente de agua cercana.
El adivino Anfiarao interpretó correctamente el suceso como un presagio de que la campaña contra Tebas sería un fracaso.
[5] Durante excavaciones llevadas a cabo en Nemea y financiadas por la Universidad de California desde 1973 se ha desenterrado lo que probablemente se trate del santuario de Ofeltes, una estructura al aire libre reconstruida varias veces desde el siglo VI a. C.