El ejército atacante estaba liderado por siete paladines, aunque no todas las fuentes coinciden en sus identidades, por lo que son nueve los nombres citados en las fuentes clásicas: El conflicto principal gira en torno a los hermanos Eteocles y Polinices.
Edipo, desesperado, cogió un alfiler del vestido de Yocasta y se sacó los ojos con él.
Los hijos (y hermanos) de Edipo decidieron entonces hacerse cargo del trono tebano alternándose cada año uno en el poder.
Pero cuando pasó el primer año Eteocles se negó a abdicar en su hermano y lo desterró de la ciudad alegando que no era apto para reinar.
Para congraciar a sus nuevos yernos y engrandecer su poder en la zona, Adrasto les prometió restaurarles en sus respectivos tronos, siendo así como un conflicto interno de Tebas se convertiría en una guerra entre dos reinos.
Le ofrecieron el collar mágico que Afrodita, la diosa del amor, había regalado a Harmonía, una antepasada de Polinices.
La profecía de Tiresias se cumplió: cuando los siete pensaban que tenían la victoria y Capaneo empezó a trepar por las murallas de Tebas, Zeus lo mató con su rayo por haber dicho tras ser rechazado en una puerta, que ni el mismo Zeus la hubiera atravesado.
Tideo siguió sus instrucciones justo cuando llegaba Atenea con la poción mágica, pero cuando la diosa vio esta aberración, vertió el elixir en la tierra y se retiró decepcionada.
Para evitar más derramamiento de sangre, Polinices propuso que se decidiera la cuestión mediante un combate singular entre él y su hermano.
Eteocles aceptó el reto, pero en la lucha que siguió ambos contendientes se atravesaron mutuamente con su espada y murieron uno junto al otro.
Pero su sobrina Antígona desafió su decreto y salió en la oscuridad de la noche para incinerar a su hermano.
Encargó a su hijo Hemón esta tarea, pero el joven, que era amante de Antígona, primero le suplicó piedad y después, al no conseguirla, huyó con su amada, se refugiaron entre unos pastores y tuvieron un hijo al que llamaron Meón.
Por esto destacó la marcha del ejército argivo desde el Peloponeso hasta Beocia, y su búsqueda de aliados en países como Arcadia o Mesenia.
También cabe destacar que la victoria sobre los siete no supuso, ni mucho menos, el fin de los problemas en Tebas.