Benedicto XI

Por sus cualidades estuvo encargado de una delicada misión diplomática en Flandes, donde obtuvo éxito, y a continuación el Papa le nombró cardenal en 1298.

En la controversia con el rey Felipe el Hermoso de Francia, fue uno de los cardenales que permaneció fiel a Bonifacio VIII, con quien se refugió en el castillo de Anagni, siendo hecho prisionero y forzado sin éxito a abdicar.

Mucho más conciliador que su antecesor, su breve pontificado se inició con la abolición de la excomunión dictada contra Felipe el Hermoso de Francia, pero se negó sistemáticamente a perdonar a los autores materiales de la ofensa sufrida por su predecesor en Anagni, excomulgando tanto a Guillermo de Nogaret, consejero del rey francés, como a Sciarra Colonna.

[4]​ En diciembre de 1303 Benedicto XI absolvió, igualmente, a los cardenales de la familia Colonna y a sus parientes, de la excomunión del papa Bonifacio VIII; aun así como los bienes confiscados no les fueron restituidos, los Colonna se rebelaron contra el papa.

[1]​ Su nombre se introdujo en el martirologio romano por disposición del papa Benedicto XIV en 1748.

Retrato póstumo por Artaud de Montor (1842)
Tumba de Benedicto XI en la Iglesia de Santo Domingo de Perugia