Su amigo Trevor Chadwick se ocupó personalmente de ese despacho.
Su regreso no le impidió seguir apuntalando su plan de rescate; así, creó una organización a la que bautizó con el nombre de El Comité Británico para los Refugiados de Checoslovaquia, Sección para Niños, que en un principio solo contaba con él mismo, su madre, su secretaria y unos cuantos voluntarios.
Una vez creado el Comité, Winton tuvo que hacer frente a un gran problema: conseguir la financiación necesaria para pagar los costos del viaje en tren de los niños desde Checoslovaquia hasta el país de acogida y encontrar a personas que aceptaran hacerse cargo de estos chicos y pagar las 50 libras que reclamaba el gobierno.
Winton comenzó a publicar anuncios en los diarios británicos, en las iglesias y en las sinagogas solicitando ayuda.
En unas semanas, centenares de familias aceptaron acoger a los niños y aportaron el dinero necesario para iniciar los transportes desde Checoslovaquia hasta la capital inglesa.
Sorprendida por la historia que le acababa de explicar su marido, Greta se puso en contacto con Elisabeth Maxwell, una historiadora especializada en el Holocausto nazi y esposa del magnate de la comunicación Robert Maxwell, propietario de periódicos como el Daily Mirror y el Sunday Mirror.
Maxwell, cuyas raíces eran checas, quedó tan impresionado por la gesta de Winton que decidió publicar la historia en sus diarios.
En unos días pasó de ser un personaje anónimo a convertirse en un héroe nacional, tanto en su país como en la antigua Checoslovaquia.
Su última condecoración, la Orden del León Blanco, la recibió Winton en Praga en el año 2014.
[11] La historia de Nicholas Winton ha servido de inspiración para la realización de dos filmes: Todos mis seres queridos (All My Loved Ones) (1999),[12] dirigida por el realizador checo Matej Mináč, y Nicholas Winton: El poder del bien (The Power of Good: Nicholas Winton), un documental que ganó un Emmy en 2002.