La precipitación es escasa, lo que limitaba la agricultura, tradicionalmente basada en los cultivos de secano.
En el término municipal hay varios yacimientos arqueológicos prehistóricos, datados en el Paleolítico, el Neolítico y la Edad del Bronce.
Durante del periodo de la Reconquista y en plena primera etapa cristiana, los habitantes continúan manteniéndose gracias a la agricultura y al cuidado de los animales.
Pertenece a este momento la definición completa del originario núcleo de población actual, de la que perdura la ubicación del antiguo castillo, el molino y la iglesia.
El verdadero cambio económico de Náquera acontece a principios del siglo XX.
Además son numerosos los actos que se celebran los fines de semana, como verbenas, conciertos, bous al carrer (agosto) y la tradicional cabalgata (septiembre).
Dos semanas después con una tormenta de verano se creó una célula tormentosa que derribó árboles con grandes precipitaciones y vientos huracanados perjudicando aún más a la zona montañosa tras el incendio.
En la actualidad ya se ven pequeñas zonas verdes, pimpollos y matorrales.