[2] En esta época hubo una gran proliferación de monumentos, ya que la dictadura utilizó el arte como medio propagandístico de su ideario: según Alexandre Cirici, «la estética aparece como un elemento esencial del franquismo, de la misma manera que fue un elemento esencial en todos los fascismos».
En este lugar se habían producido diversos fusilamientos de militares del bando nacional, por lo que fue elegido para situar el monumento en su memoria.
La escultura, realizada en bronce, tenía unas dimensiones de 0,60 x 2,15 x 1,13 m.[8] La inscripción original inscrita en el arco del monumento era «Caídos por Dios y por España, ¡Presentes!», la cual fue cambiada en 1986 por decisión del Patronato del Castillo de Montjuïc por una más genérica que englobase a los caídos de todos los bandos, «Honor a todos los que dieron su vida por España».
[9] Cabe remarcar que en Barcelona existió otro Monumento a los caídos, creado en 1951 en la avenida Diagonal —entonces avenida Generalísimo Franco—, frente al Palacio Real de Pedralbes, obra de los arquitectos Adolf Florensa y Joaquim Vilaseca y del escultor Josep Clarà, compuesto de una columnata semicircular con una gran cruz al fondo, y un conjunto escultórico formado por dos hombres, uno sosteniendo al otro, moribundo.
La escultura fue destruida en 2001 por la Plataforma Antifascista de Barcelona, y el conjunto fue desmontado en 2005.