Esto queda plenamente justificado ya que el pueblo se asienta sobre una gran roca caliza.Todo esto, se repite en la mayor parte de la cuenca del Guadalquivir; a la que fue en su día un mar interior.La conclusión no deja margen a la duda, se ha realizado en la unidad del Sistema de Información Geográfica Nacional (SIGNA) contando con los datos oficiales más fiables y precisos y comprobando el resultado con el software SIG (Sistema de Información Geográfica) más avanzado.Sin embargo, aún no ha sido posible determinar cuál fue su verdadero nombre durante ese período, habiéndose identificado con diferentes ciudades como: Meruera, Tucci-Vetus, Spalis, Soricaria, e incluso algunos historiadores la consideran como la propia Munda romana, pero por el momento no pasan de ser meras conjeturas.En este lugar se llevó a cabo una actuación arqueológica gracias a la cual se recuperaron seis deteriorados mosaicos con decoración geométrica y diversidad de colores que pavimentaban amplias salas, cuyos cimientos afloraron en algunas partes, pudiéndose abservar la presencia de un hipocausto.En cuanto a los documentos epigráficos que se relacionan con el Monturque romano y procedentes de su actual término municipal, tenemos tres inscripciones.Una vez analizados los documentos y restos de época romana localizados hasta el momento en Monturque y su entorno podemos afirmar que en este lugar se asentó un poblado fortificado ibérico cuyo desarrollo posterior aparece ligado al proceso de romanización.En torno a los años 73-74 d. C., el Monturque romano se organizó como municipio de derecho latino.Esta organización tendría un carácter provisional hasta que se promulgase su correspondiente carta de municipalidad.La Torre del Castillo, construida parcialmente sobre cimentación romana, manifiesta un claro origen musulmán, aunque fuera reedificada en la Baja Edad Media.Según la tradición, los parajes existentes en su término municipal conocidos como "La Piedra del Cid" y "Cid-Toledo", deben su nombre a esta sonada victoria.Pero entrando realmente en épocas históricas más conocidas, podemos comentar que tras su reconquista, en torno a 1240, Monturque recibió en un principio el mismo fuero real de Córdoba, hasta que pocos años más tarde el rey Alfonso X lo cediera, junto con la villa de Aguilar, a don Gonzalo Yáñez Dovinal, rico caballero portugués que colaboró con Fernando III en la conquista del valle del Guadalquivir.Los más antiguos, los conservados en el Archivo Municipal de Monturque, son del año 1519 y consideran a esta localidad como Villa.A lo largo de esos años, Monturque terminaría por consolidarse definitivamente como municipio, superando las tremendas crisis demográficas que se sucederían durante todo del siglo XVII y primera mitad XVIII, y que afectaron sobremanera a la población.El inicio de esta época supuso para Monturque la desvinculación señorial, Su escasa población a mediados del siglo XIX (640 personas) no impidió el surgimiento de una interesante dinámica social en la villa durante buena parte del periodo.En lo que a la vida política se refiere, un dato la caracteriza: la inestabilidad, ya que en seis años se suceden al frente del municipio varios alcaldes, ninguno de los cuales llega a disfrutar del tiempo necesario para marcar con su impronta la vida municipal.Después de la guerra civil española, la villa volvió a vivir un incremento demográfico, alcanzando los 2792 habitantes en el año 1940.De entre los restos romanos conservados en Monturque destaca, por su magnitud, la Gran Cisterna que se encuentra bajo el cementerio del pueblo.Posee planta rectangular, conformada por tres naves o galerías paralelas, orientadas en sentido N-S, separadas por gruesos muros y cubiertas con bóvedas de medio cañón.Las referencias históricas para conocer el origen de la fortaleza son muy escasas, pero ya al-Isidri afirmaba que constituía un hins o hábitat fortificado en altura.Esta hondura induce a pensar que tales estructuras fueron construidas para albergar el sótano y otro tipo de instalaciones subterráneas.Abundan las figuras geométricas en X, pero también se aprecian otros signos parecidos a la letra f y al número 4 en posición contraria.Desde luego se trata de marcas cristianas, en absoluto musulmanas, que también aparecen en otros castillos cercanos y en las primeras iglesias cordobesas levantadas tras la reconquista, por lo que podría deducirse una datación de estos muros en los siglos XIII y XIV.No es de extrañar que se haya llamado a este lugar Balcón del Mundo.Este privilegiado mirador regala una hermosa vista de la campiña que se despliega ante los asombrados ojos del visitante.Sin embargo, el Yacente y el sepulcro que en la actualidad se procesionan, ubicados junto a la pared derecha del presbiterio, datan de 1958 y sus caracteres responden a la producción seriada de dicho período.Por su parte, el centro de la estancia lo ocupa la pila bautismal, que no es la primitiva del templo.Está concebida como un doble espacio: El primero, precedente, es rectangular y se cubre con cúpula sobre pechinas, apeada por arcos de medio punto sobre pilastras corintias.En el arco que corona este conjunto aparece la figura de la Fe, en las pechinas los cuatro Evangelistas y en la cúpula oval, completamente cubierta por querubines, símbolos eucarísticos insertos en tarjas y, alternando con ellos, pinturas que representan los padres de la iglesia.Es celebrado a finales de julio con actuaciones, actividades lúdico-recreativas y mercado medieval,[5] comenzaron en la primera década del s XXI.