Siguiendo el oficio militar llegó a Italia y en Roma, aun joven, recuperó su afición a la pintura, perfeccionándose con la copia de los grandes maestros.
Tras pasar seis años en Roma regresó a Lucena especializado en la pintura decorativa de grutescos y follajes.
[2] No pintó mucho, decía también Palomino, pues nunca abandonó por completo su inclinación a la milicia, pero tuvo algunos discípulos, entre ellos el arquitecto y presbítero Leonardo Antonio de Castro y su pariente Fray Juan del Santísimo Sacramento.
[3] Habiéndose casado en Lucena en 1628, con veinte años, y documentándose allí el nacimiento de sus dos hijos mayores en 1632 y 1634, el viaje a Roma, si tuvo lugar, debió de hacerlo entre esta fecha y 1641 cuando se documenta el pago de una pintura para la parroquial de Monturque.
En ellas, los cuatro padres de la Iglesia latina, en enmarcamientos trapezoidales, alternan con símbolos eucarísticos.