Un amigo médico lo trasladó a una clínica psiquiátrica, puesto que esta era la única posibilidad para escapar de su arresto.
En 1973 ganó el Concurso Internacional de violonchelo Gaspar Cassadó en Florencia.
Tras el concierto, un admirador anónimo le regaló un violonchelo Montagnana de 1720.
Durante cuatro meses tocó y habló casi cada día con él, mientras que con Rostropóvich, esto solo era posible cuando no estaba de gira.
Es pues el único chelista que ha recibido clases de Rostropóvich y Piatigorsky.
Y tratar de llevar eso a públicos tan diferentes alrededor del mundo es muy excitante.
El artista siempre trata de darle lo mejor al público y este debe responder con generosidad emocional.
Cuando un artista ofrece su corazón a la audiencia, incluso cuando no está en su mejor momento, el público lo sabe y agradece.
[4] También se dice afortunado por ser: "el único chelista que grabó grandes conciertos para chelo (de Dvorak, Schumann y el doble para chelo y violín de Brahms) con el maestro Leonard Bernstein, quien no era sólo un gran músico, sino un intelectual con una pasión incontenible, incomparable.
Dirigía cada concierto, sin importar la orquesta, con una entrega única, como si fuera el último de su vida.