En octubre de 1803 se menciona un Triple concierto en una carta que su hermano Carl envió a la editorial Breitkopf & Härtel.
[1] Se trata del único concierto escrito por Beethoven para más de un instrumento solista.
Las fuentes no se ponen de acuerdo en cuanto a la fecha del estreno.
[4] La primera publicación de este opus fue llevada a cabo por la editorial Bureau des Arts et d'Industrie en 1807 en Viena.
[1][6] Por su parte, Sieghard Brandenburg señaló que Beethoven probablemente no conoció al archiduque hasta 1808.
[7] La partitura está escrita para violín, violonchelo y piano solistas y una orquesta formada por:[1] El concierto consta de tres movimientos:[5] La interpretación de esta obra dura aproximadamente 35 minutos.
En comparación con su Concierto para piano n.° 3, sin embargo, hay una diferencia: mientras que en el n.° 3 se da mayor peso a la parte orquestal de lo habitual hasta ese momento, en el Triple concierto se enfatiza la parte de los solistas.
Los temas tienden a divagar, su desarrollo es más bien desordenado y no hay cadenzas vistosas; a favor de la obra hay que señalar los sutiles efectos para los solistas y su imaginativa interacción con la orquesta.
El primer tema es optimista, elegante, ligeramente agitado pero nada pretencioso; es casi una melodía de marcha alemana.
Le sigue la exposición con dos temas secundarios en la dominante que están vinculados de manera variable.
El piano ofrece un apoyo atmosférico, mientras que los dos cordófonos solistas se encargan de la mayor parte del lirismo efusivo y persistente.
Las nubes pasan durante un episodio en modo menor impuesto por la orquesta cerca del final, pero los solistas modulan de nuevo al modo mayor para una transición perfecta hacia el Finale, que lo sigue sin pausa.
La denominación "polaca" hace referencia más al ritmo que a la apropiación de melodías folclóricas.
El espíritu se eleva durante el resto del rondó, con un ritmo ligero pero marcadamente palpitante (no obstante, hay una polonesa obvia justo en medio de todo ello) y varios pasajes rápidos para los solistas de cuerda.
El trío se precipita a través de un penúltimo y trepidante episodio, pero se ralentiza para su última sección, similar a una danza, mientras la orquesta sigue intentando cortar con una gran conclusión afirmativa.
Tras el estreno la obra no tuvo buena acogida y ha recibido escasa atención desde entonces.