Miguel Enríquez (corsario)

Su figura fue parcialmente rescatada por autores puertorriqueños a principios del siglo XX, como Salvador Brau, José Luis González y Arturo Morales Carrión.

[14]​ En 1710, recibió incluso una rara autorización oficial para participar en la trata de esclavos, extendiendo así una red comercial que iba desde Puerto Rico hasta Maracaibo y la Jamaica inglesa.

Ni siquiera las habituales admoniciones por su sobornos y pequeños fraudes contrabandistas le impidieron ser nombrado caballero español en 1712, para asombro y desprecio de la aristocracia local, que no podían comprender que un hijo de esclavos recibiera tales honores.

[16]​ Sus barcos más conocidos eran La María, San José, La Gloria, La Perla, San Antonio, Los Montes, Nuestra Señora del Rosario y El Jenízaro, nombres que Enríquez reciclaba para nuevos navíos si los anteriores eran hundidos o capturados por el enemigo.

Thomas en busca de asilo en el imperio español, ya que era bien conocido que todo esclavo extranjero refugiado en el imperio español obtendría la libertad a cambio de bautismo y servicio militar, pero Enríquez, indiferente a su propia ascendencia esclava y africana, los capturó y los declaró ganancia obtenida en el corso, llevando a una serie de discusiones legales.

Por intercesión del gobernador, los esclavos fueron liberados y se les concedió lo que buscaban.

[31]​ En todo caso, el gobernador Bertodano integró una flotilla para expulsar a los ingleses de Vieques.

Sin embargo, llegó a tener autorización legal para importar bienes prohibidos.

[38]​ Danío volvió a encarcelarle al año próximo acusándole de impago, pero uno de los procuradores enriquianos, preso con él, pudo escapar a España, donde consiguió la liberación del corsario y la destitución del gobernador en 1724.

Enríquez prosperó bajo el nuevo gobernador José Antonio de Mendizábal, quien para variar se mostraba afín al mulato.

En 1727, el ministro José Patiño Rosales declaró que la armada enriquiana era indispensable para lograr competir navalmente contra Gran Bretaña,[39]​ y en efecto tuvo una destacada participación en la guerra anglo-española de 1727, en la que capturó 56 mercantes ingleses, una buena parte de la marina mercante británica.

Enríquez aprovechó esta cima de su éxito para solicitar ser nombrado almirante, pero no obtuvo respuesta.

La oportunidad de lograrlo se perdió cuando la evolución de la política internacional trajo la paz con Gran Bretaña y una menor preocupación hispana con el Atlántico, lo que dio comienzo al declive final del corsario.

En pocos meses, Enríquez había perdido todos sus barcos, y puesto que la totalidad de la fortuna no daba para los pagos millonarios que se le exigían con dudosa razón, se le fue embargada al completo dos años más tarde.

Enríquez permaneció ocho años en el convento, abandonado por sus antiguos aliados a excepción de su contable Antonio París Negro y sus contactos en el clero puertorriqueño, hasta fallecer de muerte súbita a sus sesenta años, poco después del propio Abadía.

Ángel López Cantós, estudioso de su figura histórica, le siguió en 1997 con Mi tío, Miguel Enríquez.

Castillo San Felipe del Morro en San Juan, Puerto Rico.
Bergantín , tipo de barco muy utilizado en el Caribe de la época.
Bahía de Isla Vieques .
José Patiño Rosales , estadista a cargo de la armada española.