Entonces, por razones políticas, prefirió abandonarla y ayudar a sus padres en los trabajos del campo.
Su primer trabajo importante, sin embargo, consistió en dibujar la serie El Caballero Fantasma, del guionista Federico Amorós.
[2] En septiembre de ese mismo año terminó por regresar al personaje, aunque sólo publicó tres aventuras en Trueno Extra, revista semanal que había aparecido en 1960.
En 1965 dejó Bruguera y empezó a trabajar para Editorial Valenciana, en la que hasta 1971 realizó multitud de historietas breves y la serie Héroes del deporte.
Ambrós, sorprendido, no quiso recibir ese "honor", pese a la insistencia de los periodistas, y les dijo que no podía aceptar el homenaje "perque yo no soc català, sino valencià, i ademés, d`un poble que se diu Albuixech".
[4] A principios de los años 70, cuando se atisbaba ya el boom del llamado cómic adulto, Ambrós tenía una visión negativa de los derroteros por los que iba la historieta patria y defendía la consideración del historietista como la de un trabajador que se debía más a su público que a su posible vocación esteticista.