En 1822 la inglesa María Graham en su Diario de mi residencia en Chile relataba que – «aplicándole fuego se le hace destilar un rico jugo que llaman miel y que tiene un gusto entre el de la miel de abejas y el más fino almíbar».
Está vinculada al origen del dulce de leche o manjar, que se lograba con la conjunción de este almíbar y leche a alta temperatura.
Como endulzante posee un sabor mucho más neutro que la miel, el cual era el único modo de endulzar conocido por los conquistadores fuera del territorio chileno - mapuche y antecede por al menos dos siglos a la existencia de azúcar refinada en América.
La calidad de estos azúcares y su proporción deben ser tal que suavicen y resalten las características que proporciona la savia chilena, en especial su delicado e inconfundible sabor.
La miel de palma chilena se comercializa en tarros o botellas y en algunos casos dentro del envase se incluyen los «coquitos» o semillas del fruto de Jubaea chilensis.