[3][4] De acuerdo con el relato tradicional, una noche, mientras dormía en la Kaaba, Mahoma fue visitado por dos arcángeles, Ŷibrīl (Gabriel) and Mījā'īl (Miguel), quienes (según algunos relatos) le abrieron el cuerpo y purificaron su corazón de toda duda, error y paganismo.
Fue entonces llevado al cielo al lomo de una bestia blanca y alada similar a un potrillo, llamada Buraq (en árabe: الْبُرَاق al-Burāq, «rayo» o más generalmente «brillante») hasta la «mezquita más lejana».
En este lugar dirige en la azalá a los profetas Ibrāhīm (Abraham), Mūsā (Moisés) e ʽĪsā (Jesús).
[3] Desde Jerusalén, donde actualmente se erige la Cúpula de la Roca, es llevado al cielo en compañía del arcángel Ŷibrīl (Gabriel), ascendiendo posiblemente por una escalera (miʿrāj).
De todos los habitantes del cielo que encuentran, solo Mūsā (Moisés) le habla a los visitantes, y Mahoma aprende que es tan apreciado por Alá como todos los demás profetas, aún siendo el último profeta.
Yibril se detiene allí por tener la entrada prohibido y deja que Mahoma pase.
Una vez Mahoma aparece ante Alá—existe algún debate sobre si de hecho lo vio—se le dice que recite la azalá (oración ritual) 50 veces todos los días.
Mūsā, sin embargo, le aconseja a Mahoma que ruegue por una reducción de este número en tanto sería demasiado difícil para los fieles, y la obligación es finalmente reducida a cinco oraciones al día.
Algunos relatos añaden el regreso de Mahoma y sus esfuerzos por demostrar su experiencia a una comunidad mecana escéptica.
[4] Los sufíes afirman que describe el salto del alma al conocimiento místico.
También se dice que un verso en la sura an-Najm contiene información sobre el Isra y el Miʿrach.Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la mezquita sagrada a la mezquita lejana cuyos alrededores bendije, para mostrarle algunos de Mis signos.
[Corán 17:1, traducción de Muhammad Isa García] Sepan que ya lo había visto en otro descenso, junto al azufaifo que demarca el límite, donde se encuentra el jardín de la residencia eterna.
En la segunda parte del viaje, el Miʿrach (palabra árabe que literalmente significa «escalera»),[16] Yibra'il le llevó a los cielos, donde recorrió las siete etapas del cielo, y habló con profetas anteriores como Abraham (ʾIbrāhīm), Moisés (Musa), Juan el Bautista (Yaḥyā ibn Zakarīyā), y Jesús (Isa).
Mahoma fue llevado entonces al Sidrat al-Muntaha – un árbol sagrado en el séptimo cielo que Gabriel tenía prohibido cruzar.
Su presencia en el Mi'rach es para mostrar su popularidad y cómo se relaciona a la de Mahoma.
Abraham es descrito como parecido a Mahoma en muchas formas para ilustrar que es su padre.
Jesús es vinculado usualmente a Juan el Bautista, quien no se menciona mucho.
El pecho de Mahoma se abrió y sobre su corazón se regó agua del pozo de Zamzam que le dio sabiduría, fe y otras características necesarias para ayudarle en su ascensión.
[17] La versión primitiva de Ibn Abbás narra todo lo que Mahoma se encuentra a lo largo del viaje al cielo.
Con el arcángel Gabriel como compañero, Mahoma se encuentra con cuatro ángeles centrales al viajar por los cielos.
Estos ángeles le producen miedo a Mahoma, pero luego los ve como la creación de Dios y por tanto no peligrosos.
[20] Estos importantes temas ayudan a destacar el mayor detalle que usa Ibn Abbás en su Versión Primitiva.
En un intento por restablecer a Ibn Abbás como auténtico, pareciera que un traductor añadió el descenso de Mahoma y su reunión con los profetas.
Algunos pueden pasarle su conocimiento a otros contándoles la historia sobre como el arcángel Gabriel purificó el corazón de Mahoma, llenándole de conocimiento y fe en preparación para entrar a los siete niveles del cielo.
[27][28] En la literatura judía y cristiana primitiva también se encuentran tradiciones de personas vivas que ascienden al cielo.
Según Brooke Vuckovic, es posible que los primeros musulmanes tuvieran en mente precisamente esta ascensión al interpretar el viaje nocturno de Mahoma.