La coalición rebelde fue fragmentada por la diplomacia fatimí, después de lo cual el general Anushtegin ad-Dizbiri pudo derrotarla militarmente.
Mientras tanto, en 1028 uno de los del círculo gobernante, Alī ibn Ahmad Jarjarai, eliminó a sus colegas y asumió el control de la oficina del visir, que manejó hasta 1045.
Gozó de buenas relaciones con el Imperio bizantino, aun cuando la soberanía feudal de Alepo fue disputada constantemente, viniendo de vez en cuando al enfrentamiento.
Para mejorar las relaciones con el Imperio y los cristianos del reino, la reconstrucción de la iglesia del Santo Sepulcro, destruida en 1009, fue autorizada bajo su califato.
Durante el reinado del az-Zāhir, la secta de los drusos, que había gozado del patrocinio de su padre, fue perseguida y reducida a las regiones montañosas de Siria y de Líbano.