[2] Ulacia Altolaguirre recopiló estas memorias a través de múltiples conversaciones con Concha Méndez, que tenían lugar todos los sábados.
La estructura del libro fue organizada cronológicamente por la autora, quien indica en el prólogo que reordenó los amplios regresos temporales surgidos de la conversación.
Además, se sugiere que la narradora podría haber incurrido en autocensura en algunos pasajes.
[5] Aparecen en sus recuerdos Maruja Mallo, Consuelo Berges, Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Rafael Alberti, Federico García Lorca entre otras muchas personalidades de la época.
[6] Méndez documenta numerosas historias ajenas que, combinadas con su propio recorrido personal, ofrecen una imagen vívida del terror experimentado por los ciudadanos y de la solidaridad que surgió entre las víctimas de la guerra civil.
Estos testimonios subrayan la devastación humana y el impacto emocional que la guerra tuvo en los afectados.